El declive de Javier Milei empieza a ser pronunciado. Muy pronunciado. Más de la mitad de los argentinos afirman que el presidente está llevando al país en dirección equivocada; la cantidad de opositores supera en forma nítida a la cantidad de adherentes; prácticamente el 50 por ciento afirma que las medidas de Milei no servirán porque la gente se va a empobrecer y dos de cada tres argentinos dicen que él tiene malas ideas o que las ideas no son malas, pero no sabe gobernar. La evaluación no sólo es negativa, sino que exhibe una evolución grave: cada vez los números son peores. Y, además, empieza a tener fuerte rechazo en tres franjas. Las mujeres, que siempre lo miraron con recelo, pero ahora también los jóvenes y los humildes lo desaprueban.
Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por la consultora Hugo Haime y Asociados, que lidera uno de los especialistas tradicionales de la Argentina, Hugo Haime. La metodología con la que se hizo el trabajo consistió en que el 50 por ciento de la muestra fue consultada de forma presencial, en sus hogares, y el otro 50 por ciento se hizo por teléfono, pero con un operador, no de forma automática. En total se entrevistaron 1.200 personas, respetando las proporciones por edad, sexo, nivel económico social y también voto anterior.
“Algo viene cambiando -afirma Haime-. Empezamos a ver valores negativos en abril, pero ahora abarca a las cuestiones básicas: caen las expectativas y empeoran los números de desaprobación de la gestión de Milei, imagen personal del presidente y rumbo equivocado del país. Siete de cada diez personas dicen que tienen problemas para llegar a fin; emerge la pobreza como principal problema y el incremento de precios complica en lo cotidiano”. Para colmo hay que tener en cuenta que la encuesta se terminó de procesar sobre el final de julio, o sea que no se contemplan los aumentos de tarifas de agosto y lo que se viene: el salto en el boleto del colectivo.
Según los datos de Haime y Asociados, un 45 por ciento cree que las cosas van a estar mejor dentro de un año. Hace un mes, era un 49 por ciento el que creía que se vienen tiempos mejores. O sea, la expectativa positiva bajó. Pero lo más asombroso -marca el estudio- es que un porcentaje importante de los que opinan que las cosas van a evolucionar bien, no saben qué es lo que va a producir esa mejora: “es una expresión de deseos. No más que eso”, concluyen.
“El clima social se deteriora -concluye Haime-. La bronca creció tres puntos, la esperanza bajo de 34 a 31 por ciento y hay un 29 por ciento que se identifica con una situación de tristeza. Sólo hay un 28 por ciento que dice no tener problemas para llegar a fin de mes, mientras que la mitad de la población (50 por ciento) cambió los hábitos de consumo o pidió plata prestada o utilizó ahorros o se endeudó”.
En marzo, los que decían que Milei lleva al país en la dirección correcta superaban en tres puntos a los que afirmaban que lleva al país en la dirección equivocada. Ahora, el 53 por ciento sostiene que la dirección es equivocada y el 41 por ciento que es correcta: un derrumbe evidente, con margen en contra de doce puntos. De tres a favor pasó a 12 en contra.
Haime percibe las franjas que se declaran más opositoras a Milei:
- Las mujeres. Mientras en promedio, los opositores suman el 48 por ciento, entre las mujeres ese número sube nada menos que al 55. Bastantes más de la mitad de las mujeres se declaran opositoras.
- Los jóvenes. Es un dato impensado hace unos meses. Hoy, entre quienes tienen entre 16 y 29 años, hay más opositores (45 por ciento) que oficialistas (44). Es una diferencia pequeña, pero sustancial teniendo en cuenta lo que venía sucediendo: los jóvenes era buena parte del sostén del libertario.
- Los pobres. Casi el 60 por ciento (59.8) de los sectores más humildes se declaran opositores, mientras que, en las franjas de mayores recursos o clase media alta, los opositores están alrededor del 45 por ciento.
Como se ve, va produciéndose una
transformación paulatina: el gobierno tiene números cada vez peores y, además,
hay un cambio sociológico con el alejamiento de jóvenes y pobres.
Haime no arriesga un pronóstico sobre lo que se viene. No está claro si la curva descendente de Milei va a continuar o si tiene chances de recuperarse algo. Desde un punto de vista objetivo, el aumento de la pobreza, el desempleo, la parálisis en la construcción y, especialmente, el incremento en las tarifas parecen marcar la cancha. No se vislumbran noticias buenas para el ciudadano común.
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