Estados Unidos atacó a grupos armados proiraníes en Irak y Siria, en represalia por la muerte de tres de sus soldados en Jordania, en un acción que dejó al menos 39 muertos y reavivó el temor a que se expandan las tensiones generadas alrededor de la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamas.
Al menos 23 combatientes proiraníes murieron en el este de Siria, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una ONG con sede en Reino Unido e informantes en el terreno. En Irak, el gobierno reportó 16 muertos, entre ellos civiles.
Estados Unidos indicó haber llevado a cabo estos bombardeos en respuesta al ataque del 28 de enero en una base en Jordania, cerca de la frontera siria. Ese día murieron tres militares, en un ataque que Washington atribuye a grupos respaldados por Irán.
La ofensiva lanzada por la Casa Blanca fue criticada por las autoridades de los países golpeados, pero también por Rusia e Irán. Las represalias estadounidenses contribuyen a «avivar el conflicto en Medio Oriente de forma extremadamente peligrosa», reaccionó la cancillería siria. Bagdad denunció una «violación de la soberanía iraquí», y anunció que convocará al encargado de negocios de Estados Unidos para notificarle su protesta.
Irán, enemigo de Washington e Israel, condenó «enérgicamente» los bombardeos, que tachó de «error estratégico», y advirtió que podrían «agravar las tensiones y la inestabilidad en la región». Por su parte, Hamas afirmó que los ataques norteamericanos no hacen más que echar «leña al fuego» y que Washington será «responsable de las consecuencias».
La diplomacia rusa, en tanto, acusó a Estados Unidos de «sembrar el caos y la destrucción» en Medio Oriente. El Kremlin pidió este sábado la convocatoria «urgente» de una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar de los recientes bombardeos estadounidenses en Siria e Irak.
Se debe «evitar una escalada» y hacer lo máximo para que la situación en la región no se vuelva «explosiva», dijo el jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell.
En total, las fuerzas estadounidenses atacaron 85 objetivos en siete puntos diferentes, cuatro en Siria y tres en Irak. La operación duró unos 30 minutos y fue «un éxito», declaró la Casa Blanca, que reiteró que no quiere una «guerra» con Irán.
«Estados Unidos no busca conflictos en Oriente Medio ni en ningún otro lugar del mundo. Pero que todos aquellos que quieran hacernos daño sepan: si haces daño a un estadounidense, responderemos», advirtió el presidente Joe Biden. «Nuestra respuesta comenzó hoy. Continuará en el momento y en los lugares que elijamos», aseguró el mandatario en un comunicado.
Unos 900 soldados estadounidenses están desplegados en Siria y otros 2500 en el vecino Irak como parte de una coalición internacional antiyihadista creada para combatir al grupo Estado Islámico (EI), que hace casi diez años llegó a controlar amplias zonas de ambos países.
La derrota del grupo EI fue anunciada en 2019 en Siria y en 2017 en Irak, pero la coalición se mantuvo para luchar contra células yihadistas que siguen llevando a cabo ataques.
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