Desde Brasilia
“Hay plata”. Lula da Silva no ha dejado de repetir como si fuera un mantra que el Estado desembolsará “todos los recursos que sean necesarios” para socorrer a la provincia de Rio Grande do Sul asolada por los temporales más graves de su historia.
El “tamaño de las partidas” de dinero destinados al estado sureño será proporcional a la “magnitud de los problemas” que sólo se conocerá por entero «cuando hayan bajado las aguas”, afirmó el presidente y líder del Partido de los Trabajadores (PT) en las tres visitas realizadas a la zona del desastre en sólo catorce días.
Ministro extraordinario
El mandatario se reunió este sábado con el político gaúcho Paulo Pimenta, su flamante ministro extraordinario para la reconstrucción de Rio Grande do Sul, cargo cuya creación pone de manifiesto la importancia dada al diluvio que dejó de ser , por mucho, un asunto regional.
La atención dada a esta crisis está en línea con la política de combate al cambio climático con la cual la administración petista puso punto final al negacionismo que caracterizó al gobierno anterior. Ese corte vale para el plano doméstico y en el externo: reinstalando a Brasil como referencia en el debate global sobre el clima.
Lluvias
El presidente y el ministro ad hoc Pimenta conversaron en Brasilia donde fueron informados sobre las lluvias que volvieron a caer con fuerza este sábado en el norte gaúcho.En el oeste provincial, la capital Porto Alegre y su área metropolitana, siguen cubiertas por el rio Guaíba aunque el nivel de las aguas está decreciendo desde hace tres días.
Este sábado el Guaíba , donde desaguan otros ríos nacidos en las sierras, midió 4,54 metros, su menor altura desde el inicio de las lluvias, pero 1,54 metros por sobre la cota de inundación.
El BNDES
Mientras buena parte del gabinete nacional , al cual se unieron los comandantes del Ejército, la Marina y la Aeronáutica ( dato importante) , observaba in situ los estragos causados por los temporales en la provincia sureña, unida a Argentina por una extensa frontera fluvial, las autoridades del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), presentaban un programa de cinco mil millones de reales (poco menos de mil millones de dólares) de créditos con tasas de interés inferiores a las del mercado.
Ese financiamiento blando tendrá como destinatarias a las micro, pequeñas y medias empresas al tiempo que ser postergará el cobro de las deudas de los productores rurales, sector donde se concentra el Producto Bruto de una provincia que está entre las principales productoras de arroz, soja y carne del país.
Presidido por el economista y ex senador petista Aloízio Mercadante, el BNDES reasumió su papel de banco estímulo al desarrollo y el consumo interno desde 2023. Mercadante es un cuadro con peso en el PT, que lo escogió como candidato a vicepresidente en la fórmula liderada por Lula en las elecciones de 1998, vencidas por Fernando Henrique Cardoso.
“Esa idea de Estado mínimo está siendo substituida por una retomada de la política industrial y de fomento al desarrollo. El Consenso de Washington (de 1989) ya no tiene consenso ni en Washington”, declaró Mercadante, hace tres semanas, cuando se registraban las primeras lluvias de lo que luego fue el diluvio riograndense.
Debido a declaraciones de ese tipo y su programa de apoyo a la petrolera estatal Petrobras y financiamiento de obras de infraestructura Mercadante es visto como la cara “desarrollista” del gobierno. Por esa razón es tan elogiado en el PT como descalificado la prensa dominante, de sabida adhesión a la ortodoxia neoliberal.
Dilma Rousseff
Desde Shangai, Dilma Rousseff, presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo del grupo BRICS, anunció el aporte de 5,7 mil millones de reales (1,1 mil millones dólares) para obras de infraestructura y proyectos para prevenir desastres climáticos.
El dinero será asignado, en parte, al BNDES, banco asociado al BRICS en diversos emprendimientos.
En un video la ex mandataria brasileña (2011-2016) hizo precisiones técnicas sobre el aporte y, a la vez, empleó un tono discretamente político. Dijo que el “pueblo gaúcho puede contar conmigo” en esta coyuntura difícil y mencionó que hace 50 años se radicó en ese estado, donde desarrolló su vida pública y se afilió al PT . Esta y otras señales indicarían un posible retorno de Dilma a la escena nacional una vez finalizada su labor en el banco de las potencias emergentes.
Dilma es otra de las economistas “desarrollistas” – a la cual el mercado nunca dejará de reprocharle medidas de su gobierno orientadas a mitigar el lucro exorbitantes de la banca privada – con quien Lula mantiene consultas. La última de ellas fue la semana pasada antes de que el gobierno anunciara una nueva conducción de la petrolera estatal Petrobras.
“Bolonaro y yo”
Al hablar en el auditorio de una universidad católica de São Leopoldo, ciudad muy castigada por las tempestades, Lula contrastó el empeño de su gobierno en dar respuesta a los temporales, con la desidia medioambiental observada a lo largo de los cuatro años de gestión de Jair Bolsonaro .
En más de una ocasión el presidente de centro izquierda recordó que su antecesor de extrema derecha se hacía fotografiar a bordo de su jet sky en playas soleadas mientras miles de personas aguardaban, en vano , la ayuda gubernamental. Y le enrostró la falta de financiamiento para este tipo de calamidades. Antes de dejar el Palacio del Planalto, a fines de 2022, Bolsonaro destinó irrisorios 25 mil reales para hacer frente a catástrofes en 2023, primer año de la gestión petista.
Armonía política
El ministro Rui Costa, actual jefe de gabinete, estimó en unos 50 mil millones de reales (poco menos de 10 mil millones de dólares ) será el total de recursos federales enviados para campear la crisis «gaúcha».
Esa cifra corresponde a la construcción de miles de viviendas dentro del programa Mi Casa, Mi Vida, la reparación de carreteras y represas averiadas y pagos adicionales del plan social Bolsa Familia.
Dentro de ese paquete se incluyen créditos para empresarios, eliminación de impuestos y la suspensión del cobro, durante tres años, de la deuda del gobierno provincial, comandado por el conservador , Eduardo Leite, un persistente opositor al gobierno nacional.
Leite pertenece al Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), cuyo presidente honorario es el ex mandatario Fernando Henrique Cardoso. Su administración aplicó a pies juntillas el recetario neoliberal, incluyendo la reducción de los recursos para prevenir eventos climáticos extremos y una legislación favorable a la explotación depredatoria del suelo, como lo exige el agronegocio.
Toda inundación es política
A pesar de sus reservas frente al neoliberal Leite, el gobierno optó por una alianza provisoria con el gobernador que permita llevar adelante las iniciativas que debe gestionar el nuevo ministro para la reconstrucción Paulo Pimenta.
Con ese movimiento, se excluyó implícitamente, al intendente de Porto Alegre, Sebastião Melo. Bolsonarista en lo político y negacionista en lo ambiental Melo propuso contratar una consultora estadounidense , que ya tuvo una cuestionable performance en la reconstrucción de Nueva Orelans tras el huracán Katrina, y sugirió la creación de ciudades emergenciales donde reunir a todos los damnificados, principalmente de las favelas.
Propuesta en la que algunos sospechan la intención disimulada de “higienizar” la ciudad, llevando a la población humilde a zonas alejadas del centro.
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