Libros raros, artesanales, inhallables, primeras ediciones de obras de literatura argentina y latinoamericana del siglo XX hasta fotografías inéditas de escritores como Julio Cortázar integran la gran variedad de publicaciones que se exhiben en la 16º edición de la Feria del Libro Antiguo, desde este miércoles hasta el domingo próximo, en la Casa de la Cultura porteña, con un homenaje a Jorge Luis Borges al celebrarse el centenario de «Fervor de Buenos Aires», primer libro del autor argentino.
En esta oportunidad participan una veintena de expositores de la ciudad de Buenos Aires y de las provincias que atesoran en sus estantes las primeras ediciones de obras de Borges, Cortázar, Juan Carlos Onetti y Gabriel García Márquez, así como materiales bibliográficos históricos, literarios, científicos y artísticos que datan del siglo XVI hasta el siglo XX.
Los asistentes hallan bellos ejemplares como «El libro blanco», hecho en papel Canson, inspirado en «La biblioteca de Babel», de Borges; ejemplares únicos de «El Aleph» ilustrados con acuarela al óleo o acrílico y la cuarta edición alemana de «El capital», de Carlos Marx.
La feria se realiza desde este miércoles, de 18 a 22; el jueves, el viernes y el sábado de 14 a 20 y el domingo, de 14 a 18 en Rivadavia 564, de la ciudad de Buenos Aires
Librería Aquilanti ofrece una gran colección de fotografías de Julio Cortázar, 10 de las cuales llevan anotaciones manuscritas del autor. Fotos que son tomas inéditas como la que se tomó junto a Alejo Carpentier y Max Aub, en París; o Mario Vargas Llosa y Raúl Castro, en Cuba.
Entre las rarezas, la librería El Escondite ofrece «Historia universal de la mujer. Desde la más remota antigüedad hasta nuestros días», de Vicente Ortiz de la Puebla, en dos tomos de lujosa edición, cuyo título despierta la curiosidad en días donde el feminismo ha logrado superar tabúes y prejuicios.
La Librería Terranovamaps, especializada en cartografía antigua, atlas, libros de viajes, iconografía, grabados y primeras ediciones, tiene a disposición el «Atlas del plano catastral de la República Argentina», de 1901, una obra histórica monumental que muestra un plano catastral detallado de toda la Argentina en ese año, elaborado por el cartógrafo argentino Carlos de Chapeaurouge.
Si bien el término libro antiguo hace referencia «a publicaciones de 100 años de vida o más, ciertos países al referirse a libros antiguos «hablan de un rango menor a 100, de más de 75 años, mientras que nosotros podemos tener un libro que se imprimió hace 20 años y del cual se hicieron 5 ejemplares, y tener uno y mostrarlo con gran entusiasmo», explica a Télam Roberto Vega, presidente de la comisión directiva de la Asociación de Libreros Anticuarios de Argentina (Alada) que organiza la feria.
Una librería anticuaria «no solo tiene libros antiguos, sino también libros raros, curiosos, primeras ediciones, libros que tienen alguna particularidad especial, como textos escritos en los márgenes por un autor de relevancia, o la firma del autor y eso hace que ese libro sea especial y único», explica Vega, al frente de Librería Hilario.
El factor sorpresa es uno de los invitados especiales a esta feria, y eso ocurre cuando un visitante abre un libro y se encuentra con una dedicatoria de puño y letra de su autor. Por ejemplo, la librería que Vega dirige atesora un ejemplar de la primera edición de 1940 de «La bahía de silencio» del argentino Eduardo Mallea, quien 21 años más tarde se lo dedicó a uno de los grandes bibliófilos argentinos como fue Alberto Dodero.
«‘La bahía de silencio’ que pertenece a una serie de libros ya viejos, con los atentos saludos del autor para quien los guarda en su biblioteca. 1961», se lee en la dedicatoria.
Aunque el encuentro parece dirigido a quien tiene bibliotecas construidas, la feria siempre busca nuevos lectores. Vega explica que las personas que asistan podrá encontrar «libros de 5 mil pesos en adelante, en un espacio de libros de ocasión, donde hay que revolver y buscar, como en cualquier feria de viejos para dar con la sorpresa de aquel libro que te estaba esperando».
Otras joyas libreras presentes en el encuentro tienen costos superiores a los 50 mil pesos y hay algunas especiales que superan el millón de pesos, detalla el titular de Alada, quien considera que la feria permite acercar al público «tesoros que rompen el prejuicio de que son inaccesibles, pues muchos de ellos cuestan menos que una obra de arte«.
En cuanto al público asistente, Vega afirma que «es muy diverso» y explica que «hay compradores mayores que a veces van a buscar un libro que les falta e insisten en tratar de cubrir esos casilleros vacíos en su biblioteca, pero también es habitual que abran nuevas ventanas, nuevos espacios para coleccionar libros de un tema que nunca habían incorporado a la biblioteca».
También «hay un público joven, que va a buscar libros vinculados al arte, a la historia, a la literatura, y se construyen a la par de cada librero generando también nuevas expectativas».
Sobre los orígenes de los libros, Vega dice que «los caminos para llegar a los libros son insólitos y sorprendentes» y explica que a veces «alguna familia hereda una biblioteca y contactan a los libreros. Algunos colegas compran la biblioteca completa y otros, adquieren ciertos libros; la mecánica es muy diversa, uno no encuentra el libro sino que el libro lo encuentra a uno».
La celebración de Borges en la feria
Este año, la feria organizó actividades destinadas a conmemorar el centenario de «Fervor de Buenos Aires», el primer poemario de Borges, a través de una mesa redonda a cargo de Beatriz Sarlo, Daniel Balderston, Sylvia Saítta y Daniel Link, este miércole sa las 18.
Esta obra reúne 33 poemas que tematizan nostálgicamente acerca de los arrabales de Buenos Aires, ofreciendo imágenes que surgen de una voz poética atribuida a un paseante solitario y taciturno.
Borges desecha la poetización de la ciudad moderna -en oposición a sus contemporáneos Maples Arce y Oliverio Girondo- y propone el rescate de lo marginal: ‘Lo marginal es lo más bello’, escribe, y entre los temas que merecen su atención están ‘cualquier casita de arrabal, seria, pueril y sosegada’, el café donde se encuentra, el paisaje urbano incontaminado por los verbalismos.
Borges escribió estos poemas al regresar a Buenos Aires en 1921 desde Europa donde conoció las vanguardias, se interesó por el Ultraísmo y el Expresionismo, y se adhirió al imperativo de la novedad.
A este libro pertenecen poemas como «El Sur», «El patio» y «Barrio reconquistado», entre tantos otros, en los que las caminatas despiertan reflexiones de índole metafísica, e impulsan preguntas acerca del tiempo, la existencia y la realidad: «Amanecer», «Final de año» y «Afterglow» entran en esta lista. En relación con estos, podemos encontrar los que versan acerca de la vida y la muerte, como «La Recoleta», «Inscripción en cualquier sepulcro» y «Remordimiento por cualquier muerte».
Ciertos poemas tematizan la identidad del autor y su relación con su ciudad, la historia familiar y nacional, así como sus tradiciones, mientras que otros se refiere a los vínculos afectivos y amorosos.
Uno de los stands del encuentro, el número 23, expone obras para celebrar al autor argentino. De esta manera los asistentes podrán acceder a manuscritos, ediciones originales de «El tamaño de mi esperanza» e «Inquisiciones», ejemplares autografiados e iconografía.
Otra novedad destacada es el taller que reunirá a encuadernadores, grabadores, impresores, restauradores, ilustradores y calígrafos que exhibirán sus artes y oficios en interacción con el público. Esta actividad convoca a aquellos trabajadores que cumplen las funciones de embellecer, ornar, cuidar, rescatar y comunicar de manera artesanal el libro en medio de un mundo cada vez más automatizado y mecanizado. El visitante de la Feria podrá encontrar en el primer subsuelo del Palacio de la Prensa una variedad de espacios dedicados a la restauración, la fabricación de papel a mano, a ilustradores, grabadores, artistas de la caligrafía, impresores manuales, encuadernadores, decoradores de papel y editores, además de una mesa del Laboratorio de Conservación y Restauración de Bienes Archivísticos y Bibliográficos de la Escuela de Arte y Patrimonio (UNSAM).
Asimismo, este año hay una destacada presencia de la Biblioteca Argentina para Ciegos, con sus piezas en sistema Braille, y la presentación del primer libro háptico de artista, que permite una experiencia con la lectura a través del tacto. Este ejemplar tiene una selección de poemas de «Fervor de Buenos Aires».
La entidad organizadora, Alada, se dedica a fomentar el coleccionismo responsable de libros e impresos, promover la difusión del mundo del libro y colaborar con la conservación de este patrimonio en el ámbito público y privado. Está integrada por 34 miembros, de los cuales 31 están en la Argentina y los restantes asociados son de Chile, Uruguay y Estados Unidos.
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