La 38° edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata entró a la recta final antes de los premios que se entregarán el próximo sábado, con películas como la coreana “Mimang” y la alemana “Arthur & Diana”, de la Competencia Internacional, y “El empresario” junto a “Lava 2”, ambas de la Competencia Argentina.
Con días espléndidos que no impiden que las salas del Teatro Auditórium, el complejo Aldrey y el Teatro Colón se llenen en casi todas las funciones, el festival sigue ofreciendo títulos que vale la pena tener en cuenta.
En ese sentido el estreno de “Mimang”, de Kim Tae-Yang, es una nueva oportunidad para asomarse a una cinematografía consolidada como la de Corea del Sur, con una vasta y variada producción.
La película tiene como columna vertebral los paseos de un pequeño grupo de personajes sobre la moderna y siempre cambiante Seúl, recorrida por la cámara desde el centro hasta sus rincones y, como se suele decir en muchas oportunidades, aquí es una marca de peso hasta adquirir el estatus de ser un personaje más del relato y en algunos momentos, directamente ser la protagonista de la historia.
Bares, callejones, el centro bullicioso y las edificaciones o renovaciones de los edificios de una ciudad que parece estar en permanente mutación, son el marco para que las criaturas imaginadas por el novel director -en diálogo con la obra de Éric Rohmer- proyecten su futuro, hablen de sus relaciones, se reencuentren y expongan su serena inestabilidad, un cierto desequilibrio que continúa aún con el paso de los años en un reencuentro es donde se nota el paso del tiempo, en un futuro que ya llegó y que los encuentra tan frágiles como antes.
Las obras, las demoliciones -se habla de un cine mítico que será reemplazado por otro edificio monstruoso-, son los síntomas colectivos de las angustias de hombres y mujeres en su encrucijada existencialista, vidas en construcción en un filme hermoso y reflexivo.
También de recorridos pero esta vez a bordo de una destartalada furgoneta de Arthur Summa y su hermana Diana, que viaja con su pequeño hijo Lupo, es el relato que propone “Arthur & Diana”, de Sara Summa, la otra película incluida en la Competencia Internacional.
Se trata de un viaje desde Berlín a Paris de los tres personajes con un motivo noble, la visita a la madre de los hermanos y abuela del niño que vive en camino hacia Paris, pero además y no menos importante, renovar el permiso de la ruinosa camioneta (algo así como nuestra verificación vehicular VTV en tierras europeas).
Leve, concentrada en los pequeños conflictos familiares que afloran en la ruta, con la mirada puesta sobre el amor entre los dos hermanos, él un soñador en busca de tesoros y ella tan práctica como irritante, filmada en diferentes formatos para dar con un tono de película hogareña, el ejercicio de la realizadora y guionista franco-germana es agradable pero tal vez no está a la altura de estar en competencia por el Astor de Oro, el premio principal del festival.
También entraron a la Competencia Argentina “El empresario”, de Germán Scelso (“La sensibilidad”, 2012; “El modelo”, 2013; y “Córdoba sinfonía urbana”, 2017), y “Lava 2 (El nuevo Show de Narciso)”, de Ayar Blasco (“El sol“, 2012; y «Lava», 2019).
Con “El empresario”, Scelso se sumerge en el secuestro del propietario de una compañía, Dante Tarana en 1976, desde la particular perspectiva de ser, además del director, el hijo de uno de los integrantes de la organización guerrillera que lo tuvo cautivo 67 días.
La película toma el riesgo de “desplazar la mirada” -como definió el realizador tras la proyección-, con el foco puesto en la familia de Tarana, en una dinámica audaz de “hijo de que filma el hijo de”, complejizada por el hecho de que el padre de Scelso fue secuestrado y desaparecido durante la dictadura militar.
Por su parte “Lava 2 (El nuevo Show de Narciso)”, es la continuidad del filme animado que Blasco presentó cuatro ediciones atrás de este mismo encuentro, en 2019.
En el filme, una tatuadora (con la voz de Sofía Gala Castiglione), forma parte de la resistencia contra una invasión alienígena que busca dominar a la especie humana a través de los dispositivos móviles y la tecnología.
Se trata de un filme que mezcla el humor y el relato infantil con la creatividad y libertad narrativa de su director, creador junto a Juan Antín de la recordada “Mercano el marciano”, de 2002.
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