El presidente de Estados Unidos, Joe Biden (foto), firmó este viernes un decreto que permitirá imponer sanciones a bancos extranjeros que apoyen los esfuerzos bélicos de Rusia en Ucrania, en la misma jornada en que Moscú no descartó romper relaciones diplomáticas con Washington.
La medida autorizaría a Estados Unidos a emitir sanciones secundarias contra instituciones financieras que apoyen la industria de defensa rusa. «Se trata de reforzar aún más el control sobre la máquina de guerra rusa y sobre quienes la hacen funcionar», comentó en un comunicado el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan. «Estamos enviando un mensaje inequívoco: cualquiera que apoye el esfuerzo bélico ilegal de Rusia corre el riesgo de perder el acceso al sistema financiero estadounidense», agregó.
Washington pretende debilitar los mecanismos establecidos por Rusia para eludir las sanciones y embargos acumulados por Occidente desde el inicio del conflicto bélico. De hecho, confía en el efecto disuasorio del anuncio, que ocurre en medio de difíciles negociaciones en el Congreso para aprobar un nuevo paquete de ayuda financiera para Kiev.
«Lo que queremos es apuntar a los materiales que Rusia necesita para producir armas. Para obtener estos materiales, los rusos deben pasar por el sistema financiero, lo que los convierte en un potencial punto crítico, y esta herramienta apunta a ese punto crítico», dijo el jueves a la prensa un alto funcionario de la Casa Blanca que solicitó el anonimato. «Los bancos tienen la opción de continuar vendiendo una cantidad modesta de bienes a la industria militar rusa, o estar conectados con el sistema financiero de Estados Unidos. Elegirán estar conectados al sistema financiero del país», subrayó, al tiempo que indicó que la mayor parte de los bancos europeos y estadounidenses, ya dejaron de financiar actividades en Rusia.
«Estamos preparados para cualquier escenario»
Desde que comenzó la guerra en febrero de 2022, los países occidentales adoptaron numerosas medidas de congelación de activos contra entidades, personas o empresas rusas. También multiplicaron las prohibiciones de importar materias primas o mercancías, con el objetivo de frenar la maquinaria de guerra y debilitar la economía.
Según Washington, Rusia desarrolló una cooperación militar con Irán, que le suministra drones, y con Corea del Norte. Pero casi dos años después del comienzo de la guerra, la economía rusa parece ofrecer resistencia. Moscú continúa vendiendo hidrocarburos, sobre todo a China y a India, y, según los expertos, encontró mecanismos para eludir medidas como el límite al precio de venta de su petróleo impuesto por Occidente.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta un crecimiento de poco más de 2% para la economía rusa este año, y 1% para el próximo año. El siguiente gran paso en la acción financiera contra Moscú, para Estados Unidos y sus aliados, podría ser confiscar los fondos rusos depositados en bancos occidentales, ya congelados, para financiar a Ucrania.
Este viernes las autoridades rusas no descartaron romper relaciones diplomáticas con Estados Unidos si finalmente utilizan los fondos que le han sido congelados, como parte de las sanciones, para financiar la reconstrucción de Ucrania. «Las relaciones diplomáticas en sí mismas, por supuesto, no son una especie de tótem que deba ser adorado», explicó el viceministro de Asuntos Exteriores, Sergei Riabkov, en una entrevista para la agencia de noticias Interfax. «Sólo digo para que quede claro: estamos preparados para cualquier escenario. Estados Unidos no debería hacerse la ilusión de que Rusia se está aferrando con ambas manos a las relaciones diplomáticas con ese país, que están en coma», añadió.
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