Una entrevista concedida por el papa Francisco al periodista Lorenzo Bucella de la televisión suiza en la que el pontífice sugirió que Ucrania debería elegir “el coraje de la bandera blanca” en su disputa con Rusia habilitó una serie de críticas al pontífice y avivó la polémica respecto de su rol en el conflicto. “Cuando ves que estás derrotado, que las cosas no van bien, debes tener el coraje de negociar” dijo Bergoglio en esa ocasión.
La difusión del reportaje para el programa cultural “Cliché” se había previsto inicialmente para el 20 de marzo, pero la filtración de estas partes del diálogo, que generaron reacciones contrarias tanto en Ucrania como en el Unión Europea, hicieron que el propio Vaticano se encargara de hacer público el contenido total de la entrevista.
“Nuestra bandera es amarilla y azul. Esta es la bandera por la cual vivimos, morimos y prevalecemos. Nunca alzaremos ninguna otra bandera”, respondió a través de un mensaje en redes sociales el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmitro Kuleba.
El Consejo de Iglesias y Organizaciones Religiosas de Ucrania, que agrupa a los líderes de todas las confesiones religiosas de ese país, se sumó a la protesta contra las declaraciones de Francisco y en un comunicado sostuvo que “declaramos de forma categórica que nadie podrá forzar a nuestro pueblo a rendirse”.
También la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, salió al cruce de los dichos del Papa. «He estado en siete ocasiones en Ucrania y siempre hablé con la gente allí. Nadie anhela más la paz que los ucranianos. Todos sufren por esta guerra que les ha impuesto Putin: los niños, las mujeres, los hombres», declaró en Berlín tras una reunión con la dirigencia de Unión Cristiano Demócrata (CDU), el partido al que pertenece.
En consonancia Peter Stano, vocero del alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, afirmó que «más bien, la paz está en manos de un solo hombre, y ese es el presidente ruso Vladímir Putin, que continúa haciendo la guerra todos los días».
Para Oleksandra Matviichuk, Directora del Centro para las Libertades Civiles, organismo galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2022, “rendición significa ocupación rusa, que no es más que otra forma de la guerra”, Y en una publicación a través de la red X sostuvo que “ocupación rusa significa tortura, violencia sexual, desaparición forzada, negación de tu identidad, adopción forzosa de tus propios hijos y fosas comunes”.
También desde Rusia se sumaron reacciones. Dmitri Peskov, portavoz del gobierno de Vladimir Putin, se refirió a las palabras de Francisco señalando que “entiendo que las palabras del pontífice tenían un contexto más amplio” señalando que “se pronunció a favor de las negociaciones”. Y agregó Peskov que “Putin ha declarado en incontables ocasiones nuestra disposición a resolver nuestros problemas mediante negociaciones, y esta es la vía preferible”.
Abierta la controversia el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, sostuvo el domingo último que “el Papa utiliza el término bandera blanca, y responde retomando la imagen propuesta por el entrevistador, para indicar con ella el cese de las hostilidades, la tregua alcanzada con el valor de la negociación. En otra parte de la entrevista, hablando de otra situación de conflicto, pero refiriéndose a cualquier situación de guerra, el Papa afirma claramente: ‘La negociación nunca es una rendición’”, agregó el vocero.
Refiriéndose al mismo tema el Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, le dijo al periódico italiano Corriere della Sera, que el pronunciamiento del papa Francisco a favor de “una solución diplomática en busca de una paz justa y duradera, no se refiere como es obvio solo a Kiev sino a las dos partes y la primera condición para ello es poner fin a la agresión iniciada por Rusia”. Y reafirmó que la Santa Sede “pide un alto el fuego, algo que deberían hacer los agresores en primer lugar; y luego la apertura de negociaciones”.
Desde que se inició la guerra entre Rusia y Ucrania, dos años atrás, Francisco viene insistiendo en la necesidad de encontrar «una solución diplomática en busca de una paz justa y duradera». Días después de iniciada la invasión rusa Bergoglio generó un hecho sin precedentes y fue en persona hasta la embajada rusa en el Vaticano para dialogar allí con los representantes de Moscú.
Durante el año anterior el encargado de la tarea de acercamiento entre las partes fue el cardenal italiano Mateo Zuppi, un hombre de experiencia diplomática y avezado en la mediación en conflictos internacionales. En su ronda diálogos y actuando en nombre del Papa el cardenal viajó a Kiev, Moscú, Washington y Pekin sin obtener éxitos en sus negociaciones. Volodimir Zelenski, el presidente ucraniano, fue el primero en oponerse a cualquier acercamiento que no fueran el intercambio de pocos prisioneros y el retorno a Ucrania de algunos niños ucranianos capturados por los rusos.
No obstante las dificultades que ofrece la negociación, el papa Francisco continúa empeñado en encontrar una solución negociada a la crisis, amparándose esencialmente en razones humanitarias, para salvar vida y, según lo viene sosteniendo, comprendiendo que la “negociación” no debe ser entendida como sinónimo de rendición. En esa línea se expresó en días pasados el cardenal Secretario de Estado. «Es muy triste el hecho de que no haya otras perspectivas de negociación», afirmó Pietro Parolin.
Si bien el Vaticano prefiere guardar silencio sobre nuevos caminos para acercar la paz, se conoce que la tarea del Zuppi no se ha dado por finalizada y es posible que en los próximos días el cardenal italiano se reúna por este mismo motivo con el presidente francés, Emmanuel Macron.
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