Ecuador enfrenta este miércoles por tercer día consecutivo la crisis de violencia desatada por bandas criminales y narcos, que ha dejado desde el lunes al menos 10 muertos, más de un centenar de policías y personal penitenciario secuestrados por presos, agresiones a periodistas, un sinnúmero de ataques armados y al menos 70 detenidos.
Las medidas de seguridad
Centenares de militares custodiaban las desoladas calles alrededor de la sede presidencial en el centro de Quito, mientras en el norte el parque de La Carolina, el más grande de la ciudad de casi tres millones de habitantes, estaba vacío, sin sus habituales deportistas.
Pocos autos y colectivos circulaban en la mañana del miércoles en las avenidas de la capital y la ciudad portuaria de Guayaquil, principal foco de la crisis de violencia desatada por bandas de narcotraficantes en pie de guerra contra el Estado, donde los comercios de barrio y las escuelas permanecían cerrados.
Ecuador se encuentra en estado de excepción ante la existencia de un conflicto armado interno, y un decreto ejecutivo del presidente Daniel Noboa dispone identificar a los grupos delictivos como «organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes» con una amplia movilización de tropas de las Fuerzas Armadas, de la Policía y otras fuerzas de seguridad.
«Hay miedo, uno tiene que estar con precaución, mirando para acá, para allá, si tomo este bus, qué va a pasar», dijo a la agencia de noticias AFP una mujer de 68 años que salió a trabajar «aterrorizada» en una oficina del norte de Quito.
En el Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre, en Quito, se implementarán nuevas medidas, como la prohibición de ingreso a la terminal a cualquier persona que no lleve «sus documentos de viaje, es decir, pasaporte o cédula de ciudadanía y boleto aéreo o pase de abordar», informó la agencia de noticias Sputnik.
Los ataques
La ofensiva de las organizaciones criminales, vinculadas a cárteles de México y Colombia, incluyó una inusual irrupción registrada en vivo y en directo a un canal de televisión pública durante el noticiero del mediodía, en la que amenazaron con explosivos y armas largas a los trabajadores. Finalmente no hubo víctimas y la Policía logró aprehender a 13 delincuentes.
El ataque en Guayaquil a la sede del canal TC Televisión aumentó el pánico en la población, que abandonó rápidamente las calles para refugiarse en sus casas.
La Policía también detalló que controló ocho artefactos explosivos, decomisó 15 bombas molotov, nueve armas de fuego y 308 cartuchos. También encontró seis motocicletas y seis vehículos, según el reporte oficial, publicado por el diario Primicias.
Por su ubicación estratégica, Guayaquil se ha convertido en los últimos años en epicentro del tráfico de drogas hacia Estados Unidos y Europa.
El terror se impuso tras la fuga de Adolfo Macías, alias «Fito», jefe de la principal banda criminal del país conocida como Los Choneros, que estaba recluido en una cárcel guayaquileña y fue detectada el domingo.
El martes escapó de prisión otro jefe criminal, Fabricio Colón Pico, uno de los capos de la banda Los Lobos, acusado de secuestro y de planificar el asesinato de la fiscal general.
Los presos se amotinaron en distintas cárceles y retuvieron a más de cien guardias penitenciarios.
Videos no verificados que circulaban en redes sociales mostraron a supuestos rehenes siendo amenazados con cuchillos y la presunta ejecución de al menos dos guardias, uno con disparos y otro ahorcado.
Las repercusiones
La Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Venezuela, República Dominicana, Estados Unidos, España, China y la Unión Europea, entre otros, rechazaron la violencia.
En tanto, Francia, México, Uruguay y Rusia advirtieron a sus ciudadanos que no viajen a Ecuador, y Perú declaró bajo estado de emergencia toda su frontera con Ecuador.
Todo el panorama internacional frente a la crisis era analizado esta mañana por el presidente Noboa en una reunión a puertas cerradas con los embajadores acreditados en el país, reseñó Primicias.
Ubicado entre Colombia y Perú, los mayores productores de cocaína, Ecuador fue durante muchos años un país a salvo del narco, pero en los últimos tiempos se ha transformado en un nuevo bastión del tráfico de droga con una veintena de bandas enfrentadas por el control del territorio, pero unidas en su guerra contra el Estado.
El 2023 cerró con más de 7.800 homicidios y 220 toneladas de droga incautadas, nuevos récords en la nación de 17 millones de habitantes.
Noboa, de 36 años, llegó al poder en noviembre como el presidente más joven en la historia de la nación con la promesa de enfrentar con mano dura al narco. Fue elegido por 18 meses para completar el mandato de cuatro años de su predecesor Guillermo Lasso.
Su decreto de «conflicto armado interno» otorgó estatus beligerante a las bandas y le permite al Gobierno tomar medidas para enfrentarlas.
Pero las balaceras, secuestros, extorsiones, fugas de presos y motines carcelarios no ceden.
Desde 2021 los choques entre presos han dejado más de 460 muertos. Además, los homicidios en las calles entre 2018 y 2023 crecieron en casi 800%, al pasar de seis a 46 por cada 100.000 habitantes.
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