Unos 60 heridos, más de 30 de ellos trabajadores y trabajadoras de prensa, y tres detenidos fue el saldo de la brutal represión deplegada hasta el jueves por las fuerzas federales –Gendarmería, Prefectura y Policía Federal– al mando de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich en la plaza del Congreso, contra las manifestaciones del miércoles y jueves contra la llamada ley ómnibus. Al cierre de esta edición los presos habían sido liberados, y el estado de salud del abogado del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos, Matías Aufieri, quien recibió un balazo de goma en el rostro y podría perder la vista en uno de sus ojos, era grave. Página/12 accedió al informe de la Correpi con las cifras de la represión de la protesta social desde que asumió el gobierno de Javier Milei. Esta noche, tras una nueva represión, se sumaron doce nuevos detenidos.
Bullrich dijo que su gobierno «necesita que los periodistas se identifiquen para poder distinguirlos», algo que fue desmentido por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba). «La ministra de Seguridad miente: la gran mayoría de los trabajadorxs de prensa reprimidos brutal y deliberadamente frente al Congreso estaban identificados con chalecos o remeras con la inscripción PRENSA», expresó en un comunicado.
Las escenas que se vivieron en plaza Congreso y sus inmediaciones incluyeron a gendarmes golpeando a jubilados, efectivos de la Policía Federal disparando a mansalva con balas de goma sobre manifestantes y agresiones físicas sobre periodistas, fotógrafos y camarógrafos, e incluso hasta contra algunos de los diputados y diputadas de Unión por la Patria y del FIT-U que bajaron desde el recinto para intentar frenar el show represivo. Los policías motorizados de la PFA, del Grupo GOM, que desfilaron rodeando a los manifestantes tenían una escopeta en una mano y en la otra el frasco del nuevo gas irritante, pimienta combinado con lacrimógeno –que dificulta la respiración, afecta mucosas de ojos, nariz y boca, y produce quemaduras químicas en la piel– y cuesta 200 mil pesos cada uno. La violencia se desató sobre personas que estaban sobre la vereda, cuando las organizaciones políticas, sindicales, barriales y de derechos humanos y de jubilados estaban en pleno repliegue.
El dirigente del Polo Obrero, Eduardo Belliboni, volvió a ser afectado al igual que el jueves, cuando lo embistieron las motos y fue pateado a la altura de los riñones. Anoche se lo vió de nuevo sobre el asfalto hasta que fue trasladado por el SAME con un cuadro de arritmia, producto del efecto del gas. Si bien hubo un número considerable de trabajadores de prensa heridos, los testimonios indican que tiraban a mansalva, incluso lastimaron a policías de otra repartición.
En tanto, Aufieri –asesor del bloque del FIT-U en la Cámara Baja que estaba en la manifestación como veedor de derechos humanos– tuvo que ser intervenido quirúrgicamente tras recibir un impacto de una bala de goma en su ojo izquierdo cuando se encontraba en la plazoleta de Hipólito Yrigoyen y Entre Ríos. En ese sector fue asistido por sus compañeros mientras la policía seguía disparando. Ellos también advirtieron que en las afueras del Instituto donde fue operado había consigna policial. La fiscalía de Federico Tropea (MPF CABA) dijo que «seguramente la policía estaba interesada en su estado de salud», y al rato el móvil se retiró.
Matías Ávalos, militante del MST (Movimiento Socialista de los Trabajadores) y sonidista, fue uno de los primeros detenidos de la jornada. «Estaba en mi camión de sonido, no hice nada, me arrancaron de ahí, no me resistí pero ahora no sé quién cuida mis equipos», dijo antes de que se lo llevara la Policía de la Ciudad. Los otros dos apresados eran autoconvocados, Facundo Camaño y Aníbal Maidana. Todos fueron acusados de atentado y resistencia a la autoridad.
Hernán Nucera, cronista de C5N, recibió cinco balazos de goma y fue atendido por médicos en la posta sanitaria que montó la agrupación Marrón de Salud en la plaza. «Ví cosas más graves que lo mío, heridas cortantes en la cabeza, en los ojos, mucha sangre, yo la saqué bastante barata. Vinieron contra nosotros los periodistas, pero en realidad en la plaza tiraban a mansalva porque algunos policías que no estaban motorizados también resultaron heridos», dijo. «La manifestación fue absolutamente pacífica, en el momento más feroz sólo voló una botella de plástico, la calle estaba liberada y estaba cortada por ellos», agregó. Por su parte, el médico Franco Capone confirmó que las heridas de balas de goma no fueron de la cintura hacia abajo sino lo contrario.
Sobresale la cantidad de periodistas, reporteros gráficos y camarógrafos atacados, algo que no se veía desde rebeliones carapintadas de fines de los ’80. El premiado fotógrafo Rodrigo Abd sobrevivió a guerras y conflictos en Afganistán, Gaza, Haití, Siria y Ucrania y la violencia urbana de maras y otras pandillas urbanas, pero casi pierde un ojo por la represión desatada por Bullrich. Los testimonios coincidieron en que disparaban al rostro, algo que no sólo se vió en la rebelión chilena iniciada en octubre de 2021 sino antes aún en las mismas calles que ayer, durante la movilización en contra de la reforma previsional que pretendía imponer el gobierno de Mauricio Macri, cuando perdió su ojo derecho Daniel Nievas, trabajador de Astilleros Río Santiago.
Hacía el final de la intensa jornada, la ministra Bullrich dijo que iniciaron la represión porque un grupo de «encapuchados pretendía ocupar el Congreso». No sorprende el argumento viniendo de quien en 2015 cuando se estrenó en el mismo cargo que ocupa ahora justificó la represión a los trabajadores de la avícola Cresta Roja aduciendo que «un infiltrado del PO tenía planeado tomar el aeropuerto de Ezeiza».
La Coordinadora contra la Represión (Correpi) relevó que desde el inicio del gobierno de Javier Milei 37 personas fueron privadas de su libertad en contexto de protesta o conflicto social: 5 en Córdoba, 2 en Mendoza que siguen presos, 2 en Jujuy que también permanecen detenidos, 7 en Rosario, 21 en CABA.
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