A sala llena pero con la intimidad de una columna radial, el periodista, locutor y escritor Víctor Hugo Morales presentó este sábado por la tarde su nueva obra Casta de la crueldad. Miseria y entrega en la Argentina de Milei en la Feria del Libro, publicado por editorial Colihue. En un clima de complicidad con sus lectores, el autor dio a conocer su libro que está «vivo de la indignación» y reflexiona sobre los primeros meses de gestión del actual gobierno nacional.
La obra está estructurada en unos 72 apartados de dos a tres páginas de extensión que llevan títulos que interpelan desde el humor y la indignación como «Twitter es la lectura nocturna de un presidente que decide embestir contra toda la cultura», «¿Qué hace que se vote a quien va a ser tu verdugo?», «La democracia en manos de los ricos mientras los de abajo se pelean», «La doctrina del shock en el análisis racional. El automatismo informativo» o «La clase media argentina, un bombón pronto a ser fagocitado por los héroes».
En el panel de la presentación, que tuvo lugar en la Sala Victoria Ocampo, participó Florencia Mazzadi, historiadora, investigadora, curadora en cine y directora del Festival Internacional CineMigrante, quien colaboró en la producción de la pieza y redactó su prólogo titulado «Un llamado urgente ante lo inefable del mundo».
«Ante el apagón de la insensibilidad hasta el fin de la historia que infiere la puerta matemática del código financiero, este libro intenta pensar un corte en otro lugar, disolviendo la oposición clásica entre poética y política. Propone un hiato de resonancias en donde memoria, potencialidad y futuridad nos convocan a reapropiarnos del saber del cuerpo, de los afectos, de sus lenguajes, de la imaginación y del deseo como único forma de preservarnos ante la captura de nuestra fuerza vital», expresó la historiadora durante la introducción de la actividad.
A lo largo del libro, de un tono reflexivo, ensayístico, periodístico y sobre todo literario, Víctor Hugo recurre a diferentes referentes determinantes para la historia como Napoleón, Majencio, Marco Aurelio, Garibaldi, Moisés, Aristóteles, Spinoza, Goebbels, Hitler, así como también a los aportes de pensadores contemporáneos como Eric Sadin, Naomi Klein, Bifo Berardi, Noam Chomsky, Nuccio Ordine. A todas esas ideas, de aquí y de allá, las pone a dialogar con la coyuntura política actual nacional y global.
Sobre Milei fue contundente: «Es un servil. Está puesto de rodillas frente a ese poder real que lo ha designado. Milei es una confusión. En este libro, en la vida cotidiana y en todo lo que leemos, Milei es directamente un representante de esa casta de la crueldad que se llama empresariado de la República Argentina», señaló y seguidamente comparó su mandato con el de Julio Argentino Roca.
Además, se refirió a la polémica del gobierno nacional con la Feria del Libro y el ataque contra la cultura. «La ausencia del gobierno también es simbólica. Este, que es el más alto sitio, el ágora más importante que tenemos justamente para celebrar lo que nos provoca tanto orgullo: nos llenamos la boca con Cortázar, Borges y Galeano, vivimos orgullosos del bagaje que poco a poco, más o menos, hemos adquirido a lo largo de nuestra vida y sabemos que cada uno de esos libros nos hizo ciudadanos mejores. Todo eso es lo que quieren evitar. ¿Por qué? Porque alguien que se educa y se prepara es una persona pensante, y se hace peligrosa porque rechazan la estupidez y la mentira, tienen mejor ejercicio para plantarse frente a la flasedad».
En la sala llena, el público heterogéneo, conformado por personas mayores, adultos con sus hijos pequeños y muchos jóvenes, sentado y de pie, asentía reconfirmando las convicciones, suspiraba ante lo indigno y soltaba en carcajada algo de alivio en respuesta a los diferentes momentos del discurso de Víctor Hugo, relatado como una editorial de un programa de radio. Se sintió un murmullo de preocupación colectiva ante la noticia que dio el autor sobre la medida del gobierno para el presunto cierre de Tecnópolis, con el objetivo de ser convertido en un circo para los espectáculos de la compañía del artista Flavio Mendoza. «Tendremos ahí un circo, casi una metáfora de lo que nos está pasando, ¿verdad?», comentó el periodista.
«Cada día me planteo y me pregunto ‘¿qué estamos haciendo?’. Me parece que cuando nos hacemos esta apregunta a veces tenemos la sensación de que estamos demasiado quietos. Pero de pronto, cuando por distintos motivos nos convocan, salimos corriendo para la plaza, para el abrazo, detrás de la necesidad de decir ‘aquí estoy’. Uno llega a la Plaza de Mayo y la reconoce, porque siempre supo estar ahí para llamarse a sí mismo pueblo. Somos el rostro de una multitud de millones que queremos otra vez ayudarnos a cambiar, porque de este lado quedaron millones y la esperanza no es vana», reflexionó.
Página/12 conversó con el autor sobre cuáles fueron las razones que lo llevaron a encarar una producción sobre este tema y las expectativas respecto al público lector.
―¿Cuál fue la iniciativa al escribir este libro?
―Por mi propio bien, me hace bien escribir y me gusta hacerlo cuando tengo la necesidad de decir algo urgente como esta vez, que me parece que todos tenemos que manifestarnos lo antes posible frente a la barbaridad que se está cometiendo por parte de lo que llamamos el poder real contra un sector de la ciudadanía que es muy importante y contra los propios ciudadanos que acompañaron con su voto esta etapa tan rara que vive políticamente la Argentina.
―¿Para qué audiencia está dirigido? ¿En quién pensaba mientras lo escribía?
―Yo pienso en fortalecer las convicciones de los que piensan parecido. No sé si mi libro es capaz de capturar o cautivar a quienes ya de antemano piensan distinto, que están hechos de un fanatismo que no les permitiría cambiar y otros son ese sector que evoluciona hacia un lado y al otro segun el momento politico de su vida. Yo creo que hay un cuarenta y un cuarenta fijo de derecha e izquierda en el país, y hay un veinte al que hay que dirigirse con la esperanza de que se los puede traer para este lado, que para mi manera de ver el mundo es el lado bueno.
Informe: Carla Spinelli
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